Derechos Reservados by G. Fogel

domingo, 22 de febrero de 2009

¿Estilo o identidad?

Me atrevo a comentar un comentario, si es esto viable, a cuento de un poema, o cuento, (no sé si ...), o prosa poética, vaya uno a saber, que subí en el Post anterior: " Across the Universe"
y quiero hacerlo a partir de la pregunta, ¿Qué buscamos cuando escribimos?

Si hacemos algo, cualquier cosa que tenga que ver con un acto creativo y personal, se supone que buscamos algo: Distraernos, mostrarnos, descubrirnos, entendernos, sorprender, agradar, trasender, pasar el tiempo... abarcar el infinito, jugar a ser dioses, o poetas. A reinventar la realidad, en todo caso, a re-crearla. En esta tarea, el hombre deja de ser "todos los hombres", (genéricamente hablando), y se transforma en su más notable creación: El Hombre Individuo. Un ser único e irrepetible, y vaya que no es poca aspiración esta, la de su creador, que venimos siendo nosotros mismos cuando nos liberamos de dogmas y estilos y jugamos a ser libres en el único lugar donde es realmente importante serlo: Nuestras mentes.

PD: Dudé mucho en subir este Post, espero se me disculpe la falta de formación académica, lejos de mi pertenecer a alguna.

PD "2": Por si "alguien" se quedó afuera de "Across the Universe", le propongo ponerse en el lugar de un durazno, joven y rosagante, que cuelga muy orondo de una rama, y ver acercarse a la muerte en manos de una niña que pretende devorar su carne y escupir su corazón, literalmente, para entenderlo.

Gracias por la atención y prometo no volver a meterme con esto de la filosofía y seguir modestamente con mis bocetos.
Un abrazo para todos.

martes, 17 de febrero de 2009

ACROSS THE UNIVERSE


¡Son dulces! Dice ella, y me toma con firmeza. Tira de mí, hasta arrancarme los brazos.
Y ya no me sostengo.
...Viajo en sus manos a través del universo.
Veo apenarse de rubor la sombra y aliento apenas un suspiro de semillas y tiempo entre las hojas. Escucho al sol que ríe con ganas, y no puedo evitar estar temblando.
Mi femenina piel rompe entre sus dedos y la carne, que besa ya a mordiscos, de urgente savia y almíbar se despoja. El aire vivo se concentra y hiere el sutil perfume de mi espanto.
Soy cobarde, lo sé, mi cuerpo es débil, y la muerte, joven y tímida en sus manos.
Cierra los ojos, discreta, cuando muerde
y es bello morir, sumisa… y en sus labios.
Y más me besa, y más
lamento y duelo,
a mi corazón, desnudo
y aún con vida
Caído y quieto,
en la pereza de la hierba,
donde reposan,
la niña y el durazno.